Parábola del tesoro escondido
El valor del Reino es supremo; todo lo demás carece de valor ante él, pero se encuentra de improviso y hay que estar preparado y dispuesto a todo para conseguirlo.
"El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo que, al encontrarlo un hombre, lo oculta y, gozoso del hallazgo, va y vende todo cuanto tiene y compra aquel campo"(Mt)
Toda renuncia es un buen negocio ante un hallazgo que llena el alma de gozo y alegría. El agricultor no buscaba el tesoro, pero al encontrarlo pone todos los medios para tenerlo.
PASAJE BÍBLICO: Mateo 13:31-33
VERSÍCULOS 31-32: LA PARÁBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA
El
grano de mostaza es pequeñísimo pero no es, de hecho, el grano más
pequeño – su tamaño pequeño es proverbial. Librerías bíblicas a veces
ofrecen collares con un grano de mostaza dentro de una medalla
transparente como recuerdo de la promesa de Jesús del grano de mostaza,
así, es fácil ver exactamente lo pequeña que es.
Esta parábola ofrece esperanza, y promete grandes resultados de pequeños comienzos.
Jesús
intentaba alentar a los primeros discípulos, que se confrontaban con
desventajas espantosas, y esta parábola continúa alentando a discípulos
hoy. La mayoría de la obra de la iglesia ocurre en circunstancias poco
auspiciosas. Nuestra misión parece demasiado grande, y nuestros
recursos son pocos. Pero, Jesús promete que el poder de Dios hace todo
posible.
Es
cierto, los comienzos fueron pequeños. Ya para los tiempos de Mateo,
los discípulos habían encontrado seria oposición. No parecía que el
pequeño movimiento de los seguidores de Cristo tendría una oportunidad
contra las fuerzas preparadas contra él – pero ¡cuidado! Dios utiliza lo
que parece necio para avergonzar a lo que parece sabio. Dios utiliza
lo que parece débil para avergonzar a lo que parece fuerte (1 Cor.
1:27).
El
arbusto que crece de la pequeña semilla es grande en comparación con su
comienzo, pero Jesús, ciertamente, tiene la lengua firmemente plantada
en su mejilla para llamarla árbol. El arbusto de mostaza típicamente
crece a unos 8 a 10 o hasta 12 pies – esto apenas se puede comparar con
los grandes robles del Líbano, con los que Israel prefiere
identificarse. ¿Por qué no ha de comparar Jesús el reino de los cielos a
un gran árbol en vez de un arbusto? Si está comparando un pequeño
grano, ¿por qué no escoger un árbol verdaderamente magnífico?
Quizá
la mejor respuesta se encuentra en la iglesia que se ha desarrollado a
través de los siglos. La iglesia es, verdaderamente, muy diferente a la
de sus comienzos, extendiéndose hasta cada nación en la superficie del
planeta. Tiene grandes catedrales y a veces ejerce gran poder pero, por
la mayor parte, la iglesia se manifiesta en maneras más modestas – más
como un arbusto de mostaza que un cedro encumbrado. Quizá la lección
del arbusto de mostaza es que cristianos deben vivir esperando, sabiendo
que Dios crea grandezas de pequeños comienzos – que no debemos esperar
que el reino sea grande como el mundo piensa de grandeza. “Un rey que
opera con docilidad (11:25-30) y monta un burro en vez de un caballo de
guerra (21:1-9) puede ser representado por un reino simbolizado por un
jardín de especies en vez de un árbol gigante” (Boring, 309). Esta
parábola “discute nuestro culto a la grandeza” (Buttrick, 416).
“Las
imágenes de los pájaros haciendo sus nidos en las ramas de esta planta
parecida a un árbol es simbolismo escatológico del Antiguo Testamento,
en el que todas las naciones descansan en las ramas de un árbol, el
reino de Dios (Dan. 4:12; Ezek. 17:23)” (Hultgren, 80).
VERSÍCULO 33: LA PARÁBOLA DE LA LEVADURA
Como
la semilla de mostaza, la levadura es pequeña en relación a la harina
que leuda. Como la semilla de mostaza, la levadura contiene gran
potencial en sus pequeñas proporciones. La NRSV usa la palabra
“levadura,” pero gente de esa época y lugar raras veces tenían el
privilegio de tener levadura pura. En vez, guardaban una bola de masa
leudada de la última tanda para leudar la próxima tanda.
Tres
medidas de harina son suficientes para hornear pan para 100 a 150
personas. Hasta una cantidad pequeñísima de levadura tiene el poder de
afectar una gran cantidad de harina. Así es también con el reino de los
cielos. Nosotros que vivimos bajo el mandato de Dios parecemos poco
importantes – pero ¡cuidado! ¡Con el poder de Cristo hacemos una gran
diferencia! “Una palabra aquí, un vaso de agua fría allí, una posición
firme en un asunto de conciencia – dejad que hagan su propio trabajo sin
forzar, sin empujar. Dejad caer la piedra en el agua; las olas
seguirán hasta perderse de vista” (Craddock, 382).
Esta
parábola nos alienta, no a recluirnos, sino a participar en el mundo.
Levadura solo funciona cuando se mezcla con grandes cantidades de masa
cruda. De otra manera, no sirve para nada. Así es con aquéllos que
servían a Jesús. Jesús nos pide ir por todo el mundo, haciendo
discípulos, bautizando, y enseñando (28:19-20).
En
esta parábola, Jesús se refiere a levadura de manera positiva. Gente
judía a menudo usaba levadura como metáfora para el mal o la impureza
(Mateo 16:6; 1 Cor. 5:6-8), y se requería eliminar toda levadura de los
hogares en preparación de la Pascua. Quizá, Jesús propone usar esta
referencia positiva de la levadura para sorprender a la gente con la
intención de que escuchen.