8 de enero de 2016

U.D.4: EL MENSAJE DE JESÚS 5






Parábola del tesoro escondido

El valor del Reino es supremo; todo lo demás carece de valor ante él, pero se encuentra de improviso y hay que estar preparado y dispuesto a todo para conseguirlo.

"El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo que, al encontrarlo un hombre, lo oculta y, gozoso del hallazgo, va y vende todo cuanto tiene y compra aquel campo"(Mt)

Toda renuncia es un buen negocio ante un hallazgo que llena el alma de gozo y alegría. El agricultor no buscaba el tesoro, pero al encontrarlo pone todos los medios para tenerlo.







PASAJE BÍBLICO: Mateo 13:31-33







VERSÍCULOS 31-32: LA PARÁBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA
El grano de mostaza es pequeñísimo pero no es, de hecho, el grano más pequeño – su tamaño pequeño es proverbial.  Librerías bíblicas a veces ofrecen collares con un grano de mostaza dentro de una medalla transparente como recuerdo de la promesa de Jesús del grano de mostaza, así, es fácil ver exactamente lo pequeña que es.
Esta parábola ofrece esperanza, y promete grandes resultados de pequeños comienzos.
Jesús intentaba alentar a los primeros discípulos, que se confrontaban con desventajas espantosas, y esta parábola continúa alentando a discípulos hoy.  La mayoría de la obra de la iglesia ocurre en circunstancias poco auspiciosas.  Nuestra misión parece demasiado grande, y nuestros recursos son pocos.  Pero, Jesús promete que el poder de Dios hace todo posible.
Es cierto, los comienzos fueron pequeños.  Ya para los tiempos de Mateo, los discípulos habían encontrado seria oposición.  No parecía que el pequeño movimiento de los seguidores de Cristo tendría una oportunidad contra las fuerzas preparadas contra él – pero ¡cuidado! Dios utiliza lo que parece necio para avergonzar a lo que parece sabio.  Dios utiliza lo que parece débil para avergonzar a lo que parece fuerte (1 Cor. 1:27).
El arbusto que crece de la pequeña semilla es grande en comparación con su comienzo, pero Jesús, ciertamente, tiene la lengua firmemente plantada en su mejilla para llamarla árbol.  El arbusto de mostaza típicamente crece a unos 8 a 10 o hasta 12 pies – esto apenas se puede comparar con los grandes robles del Líbano, con los que Israel prefiere identificarse.  ¿Por qué no ha de comparar Jesús el reino de los cielos a un gran árbol en vez de un arbusto? Si está comparando un pequeño grano, ¿por qué no escoger un árbol verdaderamente magnífico?
Quizá la mejor respuesta se encuentra en la iglesia que se ha desarrollado a través de los siglos.  La iglesia es, verdaderamente, muy diferente a la de sus comienzos, extendiéndose hasta cada nación en la superficie del planeta.  Tiene grandes catedrales y a veces ejerce gran poder pero, por la mayor parte, la iglesia se manifiesta en maneras más modestas – más como un arbusto de mostaza que un cedro encumbrado.  Quizá la lección del arbusto de mostaza es que cristianos deben vivir esperando, sabiendo que Dios crea grandezas de pequeños comienzos – que no debemos esperar que el reino sea grande como el mundo piensa de grandeza.  “Un rey que opera con docilidad (11:25-30) y monta un burro en vez de un caballo de guerra (21:1-9) puede ser representado por un reino simbolizado por un jardín de especies en vez de un árbol gigante” (Boring, 309).  Esta parábola “discute nuestro culto a la grandeza” (Buttrick, 416).
“Las imágenes de los pájaros haciendo sus nidos en las ramas de esta planta parecida a un árbol es simbolismo escatológico del Antiguo Testamento, en el que todas las naciones descansan en las ramas de un árbol, el reino de Dios (Dan. 4:12; Ezek. 17:23)” (Hultgren, 80).
VERSÍCULO 33: LA PARÁBOLA DE LA LEVADURA


Como la semilla de mostaza, la levadura es pequeña en relación a la harina que leuda.  Como la semilla de mostaza, la levadura contiene gran potencial en sus pequeñas proporciones.  La NRSV usa la palabra “levadura,” pero gente de esa época y lugar raras veces tenían el privilegio de tener levadura pura.  En vez, guardaban una bola de masa leudada de la última tanda para leudar la próxima tanda.
Tres medidas de harina son suficientes para hornear pan para 100 a 150 personas.  Hasta una cantidad pequeñísima de levadura tiene el poder de afectar una gran cantidad de harina.  Así es también con el reino de los cielos.  Nosotros que vivimos bajo el mandato de Dios parecemos poco importantes – pero ¡cuidado!  ¡Con el poder de Cristo hacemos una gran diferencia!  “Una palabra aquí, un vaso de agua fría allí, una posición firme en un asunto de conciencia – dejad que hagan su propio trabajo sin forzar, sin empujar.  Dejad caer la piedra en el agua; las olas seguirán hasta perderse de vista” (Craddock, 382).
Esta parábola nos alienta, no a recluirnos, sino a participar en el mundo.  Levadura solo funciona cuando se mezcla con grandes cantidades de masa cruda.  De otra manera, no sirve para nada.  Así es con aquéllos que servían a Jesús.  Jesús nos pide ir por todo el mundo, haciendo discípulos, bautizando, y enseñando (28:19-20).
En esta parábola, Jesús se refiere a levadura de manera positiva.  Gente judía a menudo usaba levadura como metáfora para el mal o la impureza (Mateo 16:6; 1 Cor. 5:6-8), y se requería eliminar toda levadura de los hogares en preparación de la Pascua.  Quizá, Jesús propone usar esta referencia positiva de la levadura para sorprender a la gente con la intención de que escuchen.



No hay comentarios:

Publicar un comentario