30 de marzo de 2025

SE ACERCA LA SEMANA SANTA 2


El Jueves Santo se celebra:

  • La Última Cena.

La Última Cena fue el momento en el que Jesús se reunió con los doce apóstoles para despedirse de ellos antes de su muerte. Además, durante esta cena les anunció que uno de ellos le traicionaría, dando a entender que era Judas Iscariote.

  • El Lavatorio de los pies

Jesús en este pasaje del Evangelio nos enseña a servir con humildad y de corazón a los demás. Este es el mejor camino para seguir a Jesús y para demostrarle nuestra fe en Él. Recordar que esta no es la única vez que Jesús nos habla acerca del servicio. Debemos procurar esta virtud para nuestra vida de todos los días. Vivir como servidores unos de otros.

  • La institución de la Eucaristía y del Sacerdocio

Este es el día en que se instituyó la Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino. Cristo tuvo la Última Cena con sus apóstoles y por el gran amor que nos tiene, se quedó con nosotros en la Eucaristía, para guiarnos en el camino de la salvación.

Todos estamos invitados a celebrar la cena instituida por Jesús. Esta noche santa, Cristo nos deja su Cuerpo y su Sangre. Revivamos este gran don y comprometámonos a servir a nuestros hermanos.

  • La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.

Reflexionemos con Jesús en lo que sentía en estos momentos: su miedo, la angustia ante la muerte, la tristeza por ser traicionado, su soledad, su compromiso por cumplir la voluntad de Dios, su obediencia a Dios Padre y su confianza en Él. Las virtudes que nos enseña Jesús este día, entre otras, son la obediencia, la generosidad y la humildad.

  • El beso de Judas y prendimiento de Jesús

Jesús, que se encontraba con sus discípulos en el huerto de los olivos (Getsemaní), es identificado al recibir el Beso de Judas (una señal convenida, y símbolo de su traición), y arrestado por el Ejército del Sanedrín, que le conducirá ante distintas instancias que debatirán su enjuiciamiento

  • Día de la Caridad

El Jueves Santo es también el día de la caridad y de Cáritas. El objetivo de esto no es llevar a cabo una colecta para los pobres, sino más bien, para llamar a vivir la fraternidad y hacer vida real el mandamiento nuevo del amor, compartiendo el pan y el vino en actitud de servicio



VIERNES SANTO

El Viernes Santo significa el recuerdo de la crucifixión de Jesucristo, quien murió en la cruz por la salvación de la humanidad. Se considera un día de luto y penitencia.

La Pasión comienza con la condena a muerte de Jesús por parte del romano Poncio Pilatos tras proclamarse Rey de los Judíos y representa aquellos sufrimientos que soportó en el camino a la cruz en el Monte Calvario.

Tras la decisión de Pilatos, Jesús fue despojado de sus ropas, golpeado y agredido con piedras. Luego le colocaron una corona de espinas y le hicieron cargar con su propia cruz hasta el Monte Gólgota (Monte Calvario), en las afueras de Jerusalén. Allí fue crucificado junto a dos ladrones y bajo un cartel que decía: “Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos”.

El Vía Crucis

El Vía Crucis es una práctica devocional católica que conmemora los momentos de la pasión de Cristo. Se realiza el Viernes Santo y los viernes de Cuaresma.

Para recordar el sufrimiento de Jesús, los cristianos reviven las etapas de su muerte, divididas en 14 estaciones. Desde su condena a muerte hasta su entierro. Por cada una de ellas, se reza una oración en el Vía Crucis. El color litúrgico es el rojo, en honor a la sangre derramada por Jesucristo.

Debe hacerse caminando, deteniéndose en cada estación, para recordar el camino de Jesús al Calvario. Es por eso que las imágenes o estaciones de la representación del Vía Crucis están en las paredes del templo. Para rezar el viacrucis, los fieles caminan en procesión, representando el duro camino que tuvo que atravesar Jesús hasta el Monte Calvario.










 SEMANA SANTA EN VALDEPEÑAS









23 de marzo de 2025

SE ACERCA LA SEMANA SANTA 1

 

La Semana Santa recrea los últimos días de Cristo en la Tierra, siendo la Pasión, la Muerte y la Resurrección los pilares principales de estas fechas.

La Semana Santa dura una semana completa y comienza el Domingo de Ramos, que es el día en el que las personas acuden a la iglesia para escuchar la misa y recordar así los últimos días de Jesús.

Los días más importantes de la Semana Santa son:

El Domingo de Ramos: Es el día que comienza el periodo de Semana Santa, este día se rememora la llegada de Jesús a Jerusalén. A su llegada, la gente recibió con gran alegría la llegada del Mesías y para demostrar su emoción, agitaban palmeras como símbolo de su emoción.

Durante el lunes, martes y miércoles Santo, se celebran muchas procesiones para recordar cómo fueron esos días de Jesús y la traición de su amigo Judas, que por tan solo 30 denarios (la moneda de aquel pueblo en aquella época), vendió a su amigo ante las autoridades.

El Jueves Santo es uno de los días más importantes. Este día, se rememora la última cena que Jesús celebró con todos sus apóstoles para despedirse de ellos. Como gesto de amor, Jesús lavó los pies de cada uno de ellos, incluso a Judas, aun sabiendo que lo iba a traicionar. 

El Viernes Santo murió Jesús. Durante todo ese día, Jesús tuvo que sufrir muchas penurias hasta que finalmente murió en la cruz. La justicia de aquella época no era como la de ahora y no existió un juicio justo para él.

El Sábado Santo está dedicado a María, la madre de Jesús. La pobre mamá de Jesús vivió con él todo su sufrimiento durante el Vía Crucis y por ello, el sábado Santo está dedicado a honrar la imagen de la madre sufridora de Jesús.

El Domingo de Pascua o de Resurrección, es el último día de celebraciones de la Semana Santa. Este día se celebra que Jesús resucitó y por ello es un día de fiesta y felicidad. Este día también es conocido como Pascua, esta palabra significa paso y en la Pascua se celebra que Jesús dio el paso de la muerte a la vida eterna.





ACTIVIDAD:

Copia el siguiente esquema:







16 de marzo de 2025

CELEBREMOS SAN JOSÉ Y EL DÍA DEL PADRE

               

Todo lo que sabemos de San José, lo podemos entrever en la Biblia, especialmente en los evangelios de San Mateo y San Lucas.

Su silencio lo caracteriza y es precisamente a través de sus obras, de sus actos de fe, confianza, y sobre todo de su amor, lo que nos descubren a San José, como un gran santo.

Dios le encomendó ser el padre adoptivo del niño Jesús y esposo de la Virgen María, un privilegio y una gran responsabilidad, el santo custodio de la Sagrada Familia.

Vivió de forma sencilla, realizando en su vida cotidiana la misión que el Padre le había encomendado de la manera más perfecta posible, contribuyendo de este modo a la realización del proyecto de la salvación de Dios.

La vida de San José fue una vida de oración y silencio permaneciendo de este modo en diálogo con Dios; trabajador y honesto para mantener a su familia; padre y esposo, lleno de amor y compasión; obediente y de una profunda fe dejándose llevar en manos de Dios; hombre justo y casto, cuya imagen vemos representada por la azucena en la mano, símbolo de pureza y de su estado virginal, en la iconografía del arte cristiano.

Podríamos decir que la vida de San José, fue una peregrinación en la fe, que al igual que María, ambos permanecieron fieles hasta el final, en lo que se le había encomendado.

Virtudes destacadas de San José

·        Paternidad

«José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1, 20-21).

En esta cita bíblica se halla el núcleo central sobre San José. Fueron destacables entre otras virtudes, su obediencia y humildad, realizó lo mandado por el ángel y tomó a María con todo el misterio de la maternidad.

Se abre en esta disponibilidad y entrega absoluta al designio de Dios, que le pide el servicio de su paternidad, cooperando de este modo en el gran misterio de la redención; toda la vida de Jesús le ha sido confiada a su custodia.

En los evangelios se puede ver la tarea paterna de San José, realizada en los gestos que forman parte de la vida familiar: en su nacimiento, la circuncisión, la presentación de Jesús en el Templo… cada acontecimiento que se va desarrollando sobre su vida.

Se le ordena poner el nombre de Jesús, aunque no fuera fruto suyo, de esta manera declara su paternidad legalmente y proclamando su nombre define también su misión salvadora: «Y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21).

El Papa Francisco en la Carta Apostólica «Patris Corde« menciona la cita de Pablo VI donde se observa la paternidad manifestada concretamente «al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora que le está unida; al haber utilizado la autoridad legal, que le correspondía en la Sagrada Familia, para hacer de ella un don total de sí mismo, de su vida, de su trabajo; al haber convertido su vocación humana de amor doméstico en la oblación sobrehumana de sí mismo, de su corazón y de toda capacidad en el amor puesto al servicio del Mesías nacido en su casa» (Patris Corde, 1).

·        Obediencia y fe

Vemos en su persona como obedecía con docilidad, y siempre estaba oyente a la voz de Dios. En cada circunstancia de su vida se ve la respuesta dirigida hacia esta voluntad.

A través de sus sueños, se le reveló lo que tenía que hacer y se observa en él su obediencia sin pensar en las dificultades. Por la fe acató los caminos de Dios, en esa confianza que el Padre había depositado en él, al elegirlo padre de su hijo.

Acoge a María como le dice el ángel, deja a un lado sus propios razonamientos y asume lo que se le dice. Nos enseña a acoger lo que se nos da en nuestra propia vida, aunque no comprendamos.

«La acogida es un modo por el que se manifiesta en nuestra vida el don de la fortaleza que nos viene del Espíritu Santo. Solo el Señor puede darnos la fuerza para acoger la vida tal como es, para hacer sitio incluso a esa parte contradictoria, inesperada y decepcionante de la existencia» (Patris Corde, 4).

Se entregó completamente a esta misión que le encomendaba y puso su vida al servicio de ello.

Durante ella le acompañaron dolores y gozos, pero su fe y obediencia les conducía siempre en la confianza de que Dios estaba ahí.

Nos enseña a creer en Dios, a tener fe aún en medio de las dificultades, miedos, debilidades, por tanto, es necesario entonces, dejarnos abandonar en Él, para que lleve nuestra vida, porque Él tiene siempre la última palabra y su mirada es más amplia que la nuestra.

Aceptó todo por amor. Vemos como al igual que María, en cada circunstancia de la vida de José pronuncia también su «FIAT».

«Aceptó como verdad proveniente de Dios lo que ella ya había aceptado en la anunciación… Cuando Dios revela hay que prestarle «la obediencia de la fe», por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios, prestando a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por él» (Redemptoris custos II).

·        Trabajo y silencio

San José se caracterizó por su silencio. Un silencio respetuoso y puesto al servicio de la escucha. Este silencio ayuda a tener una mirada hacia dentro para meditar y conocer la voluntad de Dios.

El Papa Benedicto dijo «dejémonos invadir por el silencio de San José«, el ruido nos impide escuchar o percibir las grandes verdades de la vida.

 

Su trabajo estaba envuelto en este silencio, era un humilde carpintero que bajo el esfuerzo de su trabajo, supo responder con fidelidad el cumplimiento de sus deberes, en un constante servicio.

El trabajo es un elemento fundamental para la dignidad de la persona y él nos enseña a hacer un trabajo justo, donde todos los dones que hemos recibido de Dios los ponemos a su servicio.

«…José acercó el trabajo humano al misterio de la redención» (Redemptoris custos IV). Por ello, los trabajadores están invitados a imitarle. Es posible servir a Cristo por medio de nuestro trabajo. «Todo cuánto que, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres…» (Col 3, 23s)

·        Custodio de la Iglesia

 Al igual que estuvo al cuidado de Jesús y María, como padre y esposo, con un corazón que fue capaz de amar y proteger al hijo de Dios y a su Madre, es por ello que se le encomienda también la Iglesia, su cuerpo místico.

Se encomienda a su protección y se le pide al igual que Él hizo, que su Iglesia colabore fielmente en la obra de la salvación siguiendo su ejemplo y pidiendo su intercesión.

Tarea que en la Iglesia compete a todos y a cada uno en su estado y tarea de vida.

«José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre, y nosotros también, amando a la Iglesia, continuamos amando al Niño y a su madre» (Patris Corde, 5).

Qué nos dice a nosotros

A modo de conclusión, podemos ver cómo San José lo hizo todo ante los ojos de Dios, al que sirvió ejemplarmente.

Por lo tanto, la perfección y nuestro actuar como cristianos, en realidad se da en el cumplimiento de lo que Dios quiere de nosotros.

Con su ejemplo de vida nos enseña a amar, orar, sufrir, actuar rectamente para dar gloria a Dios con nuestra vida, en cada día que se nos da.

No es tan importante hacer «grandes cosas» sino hacer bien la tarea que debemos hacer.

«El participó en este misterio junto con Ella, comprometido en la realidad del mismo hecho salvífico, siendo depositario del mismo amor, por cuyo poder el eterno Padre «nos predestino a la adopción de hijos suyos por Jesucristo» (Ef 1,5) » (Redemptoris Custos, Introducción).

Por lo tanto, la fe y el amor con que cada cual va tejiendo su vida en el día a día es importante. Vivir con docilidad la voluntad del Padre, es vivir con un corazón agradecido por todo lo que recibimos, ser conscientes de la misión que se nos encomienda y ser fieles a ese llamamiento.

 

Nos enseña a ser grandes desde la pequeñez como María (caridad), nos invita a confiar en el creador aunque aparentemente las cosas vayan en contra (fe) y nos induce a ponernos en camino apoyados en el cayado de la esperanza.

Festividad de San José

Celebramos su festividad el 19 de Marzo de cada año, Día de San José.

La devoción hacia él, comenzó en el s. IV en Oriente. Va surgiendo entre carpinteros que lo tenían como patrono, y va poco a poco extendiéndose hasta llegar a Santa Teresa de Jesús, muy conocida entre nosotros.

Con el Papa Sixto IV se introduce su fiesta en el calendario romano el 19 de Marzo. Es Gregorio V quien la estableció en 1621 fiesta de precepto (celebración que se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Vaticano II). A partir de entonces, van naciendo las primeras congregaciones que llevaran su nombre.

En 1870, el Papa Pío IX, declaró a San José «Patrono de la Iglesia Universal«, modelo de padre y esposo custodio de la Sagrada Familia; Juan XXIII introdujo su nombre en el canon de la misa; Pío XII lo presentó como «Patrono de los trabajadores» y San Juan Pablo II como «Custodio del Redentor«, también muy querido por el pueblo se le conoce como «Patrono de la buena muerte«.

El 8 de Diciembre de 2020 el Papa Francisco con motivo del 150º aniversario de la declaración de San José, como «Patrono de la Iglesia», escribe la Carta Apostólica «Patris Corde» (Con corazón de padre).

Con el objeto de acercarnos más a San José, un padre que toda su vida nos refleja el amor a Dios y a su familia, un ejemplo de vida para todos.

Es conociéndole cómo descubrimos este amor y podemos pedir su intercesión para imitar sus virtudes. Su vida y ejemplo nos enseña a vivir el evangelio.








ACTIVIDAD:

Haz un dibujo libre de las virtudes de San José





El 19 de marzo se celebra en España el Día del Padre, una fiesta muy especial para todos los padres que tienen hijos.

Este día tan especial es un buen momento para que los niños homenajeen a sus papás y para que los padres disfruten de las muestras de cariño de sus hijos.

El día del padre es una ocasión perfecta para fortalecer la relación entre padres e hijos y hacer algo especial, único, diferente. No hay que olvidar que las celebraciones son siempre un motivo de alegría para las familias, sobre todo para los más pequeños.

Este día nos recuerda la importancia de la figura paterna a lo largo de la historia de la humanidad. Tradicionalmente su imagen estaba más relacionada con la manutención de la familia, la seguridad, la imposición de la disciplina, que con las emociones. Hoy, sin embargo, reconocemos el papel del padre en el campo de la educación infantil y en el desarrollo afectivo y emocional de los bebés y niños.

 







ACTIVIDAD:


















9 de marzo de 2025

FLIPBOOK SOBRE LOS MILAGROS DE JESÚS 4

 La resurrección de Lázaro (Juan 11: 38-44)

38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.

39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.

40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.

42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.

43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!

44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.


La multiplicación de los panes y peces (Mateo 14: 13-21)

13 Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.

14 Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.

15 Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.

16 Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.

17 Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.

18 Él les dijo: Traédmelos acá.

19 Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.

20 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.

21 Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

DOÑA CUARESMA


                         


El combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma es una de las alegorías más antiguas y significativas de la cultura popular española. Este enfrentamiento simboliza el eterno conflicto entre los placeres mundanos y la austeridad espiritual, un contraste que no solo define la vida de las personas, sino también su relación con las festividades y la religión.

La historia de Don Carnal y Doña Cuaresma, popularizada en El libro de buen amor del Arcipreste de Hita, es una alegoría de la lucha eterna entre los placeres terrenales y la austeridad espiritual. Este relato no solo captura el espíritu de las tradiciones carnavalescas y cuaresmales, sino que también refleja la dualidad inherente al ser humano: el deseo de disfrutar y la necesidad de moderación.

Don Carnal y Doña Cuaresma: dos caras del ser humano

Don Carnal personifica la faceta festiva y hedonista del ser humano. Representa la alegría desenfrenada, los banquetes opulentos cargados de carnes y embutidos, los disfraces coloridos y el baile. Es el espíritu del carnaval, una época en la que predominan la diversión y el desenfreno.

Por otro lado, Doña Cuaresma encarna la seriedad, la espiritualidad y la templanza. Defiende la abstinencia, tanto alimentaria como emocional, invitando a un periodo de reflexión y recogimiento. Sus alimentos son sencillos y austeros, basados en frutas, verduras y pescado.

Un combate simbólico

Esta lucha se representa tradicionalmente como un combate entre un hombre, Don Carnal, y una mujer, Doña Cuaresma. A lo largo de los siglos, numerosos artistas han encontrado inspiración en esta metáfora, especialmente en la pintura y la literatura. Uno de los ejemplos más icónicos se encuentra en la obra de Pieter Bruegel el Viejo, que en el siglo XVI inmortalizó este enfrentamiento en su pintura “La lucha entre el Carnaval y la Cuaresma”.

La batalla anual

Cada año, este duelo se reactiva en el calendario. La llegada del carnaval, dominado por Don Carnal, marca una época de disfrute, de manjares sin restricciones y de fiestas desenfrenadas. Sin embargo, esta etapa tiene un final definido: el Miércoles de Ceniza, cuando comienza la Cuaresma. Durante cuarenta días, los creyentes se preparan espiritualmente para la Semana Santa, absteniéndose de carne y llevando una vida más comedida, tal y como dicta la tradición.

El combate entre Don carnal y Doña Cuaresma

La historia del enfrentamiento entre Don Carnal y Doña Cuaresma está magistralmente narrada en El libro de buen amor, escrito en el siglo XIV por el Arcipreste de Hita. En esta obra, la batalla toma forma culinaria, enfrentando los banquetes copiosos y carnívoros de Don Carnal contra los platos sencillos y de pescado de Doña Cuaresma.

El Arcipreste describe así el ejército de Don Carnal:

«Acudió don Carnal, valiente y esforzado, de gentes bien armadas muy bien acompañado: los patos, las cecinas, costillas de carneros, piernas de puerco fresco, los jamones enteros; las tajadas de vaca, lechones y cabritos, luego los escuderos: muchos quesuelos fritos.»

Por su parte, las tropas de Doña Cuaresma están formadas por una amplia variedad de pescados y mariscos:

«Las mesnadas de doña Cuaresma estaban formadas por sardinas, mielgas, verdeles, jibias, atunes, barbos, merluzas, sabogas, delfines, sábalos, sollos o lijas, además de lejanas anguilas de Valencia saladas y curadas, cazones de Bayona, camarones del Henares y el Guadalquivir, langostas de Santander, besugos de Bermeo, lampreas de Sevilla, congrio de Laredo y salmón de Castro Urdiales.»

La lucha de Don Carnal y Doña Cuaresma

El desafío se lanza el jueves anterior al Miércoles de Ceniza, marcando el inicio de la última semana de desenfreno antes de la llegada de la Cuaresma. Don Carnal reúne a su ejército de manjares carnívoros: bueyes, cerdos, gallinas, becerros y cabras, mientras que Doña Cuaresma prepara a sus tropas de vegetales y pescados.

Cuando llega el día del combate, ambos bandos se enfrentan en una lucha encarnizada:

El puerro es el primero en herir a Don Carnal, seguido de la sardina, las anguilas y las truchas.

El atún hiere a Don Tocino; los cazones a las perdices y capones; la merluza, al puerco.

Las langostas, los sábalos y los albures golpean a Don Carnal, mientras que el delfín y el tollo atacan a su ejército de carnes.

Finalmente, el congrio, el salmón y la ballena rematan al líder carnal, sellando la victoria de Doña Cuaresma.

El combate entre don carnal y doña Cuaresma

Los restos del ejército de Don Carnal huyen, y sus principales aliados, como la cecina y el tocino, acaban colgados. Don Carnal es capturado y custodiado por el Ayuno, quien asegura su prisión durante los cuarenta días de la Cuaresma. Si quieres conocer más leyendas de la Cuaresma te animamos a conocer más sobre nuestro logo: La Vieja Cuaresma.

El Triunfo de Doña Cuaresma

La victoria de Doña Cuaresma marca el inicio de un periodo de sobriedad y abstinencia. Durante este tiempo, la carne queda proscrita y el pescado se convierte en el alimento principal. Los creyentes se preparan espiritualmente para la Semana Santa, siguiendo las normas de la tradición cristiana.

El Retorno de Don Carnal

Sin embargo, la historia no termina aquí. Al llegar el Sábado de Gloria, Don Carnal es liberado por sus aliados: Don Amor, Don Almuerzo y Doña Merienda. El carnaval regresa triunfalmente, con Don Carnal desfilando sobre un carro musical que simboliza el retorno de la alegría, los banquetes y las celebraciones. Es el momento de dejar atrás la austeridad de la Cuaresma y celebrar la vida con entusiasmo.

Una Metáfora Atemporal

La historia de Don Carnal y Doña Cuaresma sigue vigente como una representación del ciclo de la vida: un equilibrio constante entre el disfrute y la moderación. En las tradiciones populares, este relato se revive cada año con la llegada del carnaval y la posterior Cuaresma, recordándonos que, aunque los placeres mundanos sean tentadores, siempre hay un momento para la reflexión y el recogimiento.

Esta leyenda de «El combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma», además de formar parte de nuestro patrimonio cultural, nos invita a reflexionar sobre la importancia de encontrar un balance en nuestras vidas, aceptando tanto la celebración como la introspección.

CALENDARIO DE CUARESMA


Si contemplamos la tradición de la cuaresma desde el punto de vista gastronómico, esta nos dirige a un periodo de tiempo en que la cuaresma adquiere un carácter restrictivo, de ayuno. En el que hay que abstenerse de comer carne desde cuarenta días antes de la Pascua cristiana, justo después de los excesos cometidos en el Carnaval.

Ya que durante siglos ha estado prohibida una dieta en la que se incluyera la carne. El pescado y en especial los salazones de pescado y los potajes de legumbres y verduras adquirían el mayor protagonismo, ya que estos aportaban la suficiente energía sin recurrir a las proteínas cárnicas.

Entre los pescados solía haber congrio, abadejo, arenques, y el rey, el bacalao. Este se convirtió en símbolo por excelencia de los periodos de cuaresma. Solo tenemos que fijarnos en la representación de Doña Cuaresma, una vieja con siete pies (que representan a las siete semanas de penitencia) y que lleva en una mano una cesta con diferentes verduras y hortalizas y en la otra una pieza de bacalao.


La Vieja Cuaresma, la Cuaresmera, o la Patarrona,  es un calendario popular que solía colgarse en los escaparates de los ultramarinos para anunciar la venta de bacalao en salazón durante la Cuaresma. Esta peculiar figura se representa como una anciana con siete piernas, que simbolizan las siete semanas del período cuaresmal. Cada domingo, se recortaba una de sus piernas hasta llegar al Domingo de Resurrección, cuando la carne volvía a la mesa con un banquete de celebración.




4 de marzo de 2025

FLIPBOOK SOBRE LOS MILAGROS DE JESÚS 3 - INICIAMOS EL TIEMPO DE CUARESMA

La Pesca Milagrosa  (Lucas 5,1-11)

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.»
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.» Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.» Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.





Curación del ciego Bartimeo (Mc 10, 46-52)

46 En esto llegaron a Jericó. Y más tarde, cuando Jesús salía de allí acompañado de sus discípulos y de otra mucha gente, un ciego llamado Bartimeo (es decir, hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino pidiendo limosna. 47 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret quien pasaba, empezó a gritar:

— ¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!

48 Muchos le decían que se callara, pero él gritaba cada vez más:

— ¡Hijo de David, ten compasión de mí!

49 Entonces Jesús se detuvo y dijo:

— Llamadlo.

Llamaron al ciego, diciéndole:

— Ten confianza, levántate, él te llama.

50 El ciego, arrojando su capa, dio un salto y se acercó a Jesús. 51 Jesús le preguntó:

— ¿Qué quieres que haga por ti?

Contestó el ciego:

— Maestro, que vuelva a ver.

52 Jesús le dijo:

— Puedes irte. Tu fe te ha salvado.

Al punto recobró la vista y siguió a Jesús por el camino.



CUARESMA

Este tiempo se llama así porque dura cuarenta días. En la Biblia, el 40 es un número simbólico. Como ejemplos, tenemos los 40 días que duró el diluvio, o los 40 años que pasó el pueblo judío atravesando el desierto hacia la tierra prometida. O bien, los 40 días de oración y preparación que tuvo Cristo antes de iniciar su misión salvadora, ejemplo que nos ilustra de mejor manera lo que debe significar este tiempo.

¿Cuándo inicia la Cuaresma?

La Cuaresma cambia de fecha cada año, por lo que la Pascua no tiene una fecha fija. La Pascua se celebra el primer domingo de luna llena de primavera, lo que significa que esta fecha depende del movimiento de la luna. Una vez que ya se tiene prevista la fecha de la Pascua, se hace la cuenta de los días hacia atrás y así se llega al inicio de la Cuaresma: Miércoles de Ceniza.

¿Por qué nos ponemos la ceniza el Miércoles de Ceniza?

En el pueblo judío, la ceniza significaba penitencia, arrepentimiento, e incluso, luto. De manera que el ponernos ceniza en la cabeza o en la frente es reconocer y expresar nuestro dolor por el pecado. Es decir, que la ceniza tiene un sentido penitencial.

Esto, además, nos recuerda el libro del profeta Jonás. Después de que él predicó a los pecadores, éstos se convirtieron, y para mostrar su arrepentimiento e implorar la misericordia de Dios, se pusieron ceniza en la cabeza.

La ceniza que se nos impone en la cabeza se obtiene de la quema de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior.

¿Qué hacer durante la Cuaresma?

Es un tiempo especial de oración, reflexión y revisión de vida para descubrir qué tenemos que cambiar o mejorar. Pero también es un tiempo para ser más misericordiosos, y es que no basta dejar a un lado la maldad, sino hacer que la bondad supere la maldad.

En concreto, lo que hay que hacer es tratar de cumplir con las tres propuestas que nos hace la Iglesia: limosna, oración y ayuno. También hay que hacer obras de misericordia, tanto espirituales como corporales, para tratar de acrecentar nuestra cercanía con Jesús nuestro Señor.